La voluntad de Dios para cada familia es que podamos vivir en paz
Romanos 13: 8-9 No debáis a nadie nada, sino el amarse unos a otros;
porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.
Porque: No adulteraras, no matarás, no hurtaras, no dirás faso testimonio, no
codiciaras, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume:
Amaras a tu prójimo como a ti mismo.
Sin duda estamos viviendo tiempos difíciles, por muchas causas y por lo tanto
hay también muchas situaciones que afectan la vida familiar, por lo que hoy
podemos ver una gran cantidad de familias disfuncionales, desintegración
familiar y enfermedad en el tejido social principalmente por el rechazo.
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En las Escrituras tenemos un Manual que es nuestra norma de fe y conducta
y que nos ayuda a entender que fuimos diseñados con propósitos claros y
perfectamente definidos por Dios.
Uno de estos propósitos, es que podamos disfrutar de una familia, no solo en
lo natural, sino en lo espiritual.
Como padres podemos ver que, con el paso de los años, los hijos crecen, se
casan, forman nuevas familias y nuevos miembros pasan a formar parte de
nuestra familia ¡Dios nos bendice con nuevos hijos e hijas!
La voluntad de Dios para cada familia es que podamos vivir en paz, en
unidad, en armonía y en amor.
Así que la clave para disfrutar de relaciones sanas y duraderas es hacer de
Jesucristo el centro de nuestra vida.
En la Biblia encontramos que el valor del respeto, la aceptación, y la honra
son indispensables en las relaciones interpersonales.
Una señal de que respetamos a los demás es que nunca buscamos
descalificar a las personas por su edad, por sus errores o limitaciones, al
contrario, buscamos siempre resaltar sus cualidades.
Tenemos que saber que una sociedad se fortalece por la Fe en el Dios
verdadero, por la unidad Familiar y por sus valores. ¡Que Dios les bendiga!
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